27 de septiembre de 2009

Financiación Ilegal del PP valenciano


Definitivamente, el año 2009 será recordado en los libros de Historia como el año en el que se destapó, con el famoso caso Gürtel, una de las redes de corrupción política más graves, serias y escalofriantes de todo el período democrático en España. Con el Partido Popular como gran protagonista y gran mentiroso.

Lo último que faltaba por salir a la luz, son las numerosas pruebas policiales que evidencian un claro y despreciable delito de financiación ilegal en el interior del PP valenciano, con el presidente Francisco Camps a la cabeza. Pruebas que no son ni un montaje socialista, como afirman González Pons o Ricardo Costa, ni una persecución del PSOE, sino indicios y argumentos sólidos que la policía de la Brigada de Blanqueo de Capitales, por orden judicial, ha ido investigando y redactando en un grueso y detallado informe.

En dicho informe, se demuestra una indudable relación, incluso personal, entre varios dirigentes clave del PP valenciano y personajes imputados o delincuentes condenados por liderar una importante trama empresarial fraudulenta, que se ha visto enormemente beneficiada gracias a las concesiones de jugosos contratos que el Gobierno regional valenciano les concedió, en este caso a Orange Market y al “amiguito del alma”, su líder en Valencia, señor Bigotes, durante años.

Varias empresas constructoras de esta trama corrupta financiaron actos que el PP de la C.V ha estado realizando durante los últimos años, a través de mecanismos tales como dobles facturaciones (una real y una falsa, es decir, la empresa pagaba en negro al PP a cambio de favores de contratas y decenas de miles de euros en dádivas como trajes y bolsos, entre otros). Horas de conversaciones telefónicas corroboran estos hechos.

Sin embargo, por orden de Camps y gracias a malabares legales, el TSJCV, presidido por de la Rúa, el juez más que amigo del president que archivó la causa de los trajes (que volverá a abrirse) increíblemente, no considera oportuno este informe policial, y lo ha desoído después de haberlo incorporado anteriormente al archivo de la causa.

Falso argumento y contradicción sospechosa, más aún cuando el TSJ de Madrid continúa esperando, por enésima vez, que la Generalitat Valenciana le facilite documentación sobre las relaciones que tuvo con Orange Market en el pasado.

Pero lejos de reconocer abiertamente los hechos, lejos de pedir disculpas a los valencianos y valencianas, lejos de dimitir y, de esta manera, retirarse sin llegar a ser del todo sinvergüenzas, dando una última, aunque podrida, imagen política y compromiso demócrata que se le debe exigir a toda la clase política, el PP valenciano ha sacado la artillería pesada y ha respondido como un caballo desbocado contra todo Cristo, alentando de nuevo la patética teoría conspiratoria del Gobierno socialista, y mientras Rajoy cierra filas defendiendo pese a todo y contra todos a sus compañeros de partido.

Continúan repitiendo, ante la rotundidad de las pruebas policiales, sus necias e infundadas acusaciones de persecución política (¿para qué están los juzgados si no es para presentar estas denuncias?), hablan de transparencia, pero se niegan a una comisión de investigación en las Cortes Valencianas; responden con infantiles y ridículos argumentos, como considerar todo esto un montaje al más puro estilo de la tele-basura del cotilleo; insultan burdamente a jueces, policía, al Estado y al Gobierno; mienten a la gente, como ya se nos ha mentido desde el primer momento en que se habló de los dichosos trajes y dichosos Correa y Bigotes, que han pasado de ser completos desconocidos para el PP a “amiguitos del alma” que se “quieren un huevo”; y la televisión pública valenciana, faltaría más, aúna todas estas reacciones en una magnífica exhibición de manipulación, como no podría ser de otra manera gobernando quien gobierna en Valencia, obvio.

Y sin embargo, la vox populi valenciana mucho me temo que seguirá votando a esta panda de impresentables mientras no haya una oposición fuerte, unida y comprometida con esta tierra históricamente trabajadora, demócrata y comprometida con los valores de la izquierda.

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