Hace unos meses, tras el abandono de José Bañuls del grupo municipal benidormense del PP, que ostenta la alcaldía desde 2007, el PSPV-PSOE de Benidorm, unilateralmente, vio posible la idea de pactar con el tránsfuga en cuestión, adscrito actualmente al grupo independiente, para arrebatar el gobierno local (o desgobierno) a su alcalde Joaquín Pérez Fenoll mediante una moción de censura.
Desde la cúpula del PP valenciano y los medios de comunicación afines, se ha venido vendiendo a la opinión pública que existe un claro enfrentamiento interno entre Jorge Alarte, secretario gnal del PSPV-PSOE, no partidario de vulnerar el pacto anti-transfuguismo; y los/las concejales socialistas de la ciudad costera (de los cuales forma parte Maite Iraola, madre de Leire Pajín Iraola), utilizándolo como arma arrojadiza contra la ya denostada imagen del PSPV en tierras levantinas.
Ante este panorama, la presión popular y de la situación han forzado pactar un acuerdo recíproco entre las partes implicadas, llegando a la conclusión de que no se debe violar bajo ningún concepto el pacto anti-transfuguismo que, por ley, impera a día de hoy y regula la actividad política para que sea más limpia y más democrática.
La izquierda, y concretamente el PSOE, tiene, entre otras virtudes, la de ser honesta consigo misma, la de respetar la ley y, sobre todo, la honorabilidad de las ideas, así como el principio básico de soberanía popular (recordemos que el voto de la gente dio la alcaldía al PP).
No es leal apoyar una moción de censura, rompiendo un pacto anti-tránsfugas, pese a que la derecha lo haga sistemáticamente (caso Dénia, por ejemplo) por el mero hecho de rascar dos años de poder; no es lógico traicionar un principio político y moral cuando uno sabe que la ciudadanía lo apoyará en el futuro, no merece la pena y no es jugar limpio.
Por todo ello, debe considerarse como acertada la decisión de los socialistas valencianos de decir NO al beneficio del transfuguismo, y buscar una vía más adecuada como es la denuncia de la inestabilidad de una alcaldía como la de Benidorm, un pueblo trabajador que no se merece tener al alcalde que a día de hoy, se supone, les representa; forzar su dimisión es más inteligente y honesto, más justo para quien de verdad interesa: los ciudadanos y ciudadanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario