10 de agosto de 2011

#EstadoLaico


Del 16 al 22 de Agosto del 2011 el líder de la Iglesia católica, el ciudadano Joseph Ratzinger, visitará de nuevo España con motivo de la llamada JMJ (Jornada Mundial de la Juventud), teniendo de anfitrión a monseñor Rouco Varela. Hasta aquí ningún problema, si no fuéramos a pagarle a su Santidad la visita, estancia y el acto privado religioso a golpe de talonario público, comulguemos o no con la fe cristiana católica.

En plena crisis económica y con la demanda en la calle de una #democraciarealya, mucha gente se pregunta si un estado aconfesional debe financiar un costoso acto religioso de dudoso interés ciudadano. En un país, según el CIS, en el que el porcentaje de personas que se consideran católicas desciende año tras año, el 60% casi nunca va a misa y menos del 15% de quienes se confiesan creyentes practica los principios y dogmas del catolicismo.

De momento, como ya ocurriera en 2007 con la oscura gestión (Gürtel) de la llegada del papa a Valencia, se desconocen las cifras oficiales, pero a priori cerca de 60 millones de euros, entre beneficios fiscales a las empresas privadas patrocinadoras de la JMJ, cesión de espacio público (calles, albergues, institutos, polideportivos, etc.), movilización de funcionariado público (seguridad, limpieza, sanitario) y preparativos varios, saldrán de las arcas públicas para financiar de nuevo una fe privada.

Mientras tanto, la UGT ha convocado huelga de transporte en Madrid, ¿anti-clericalismo? no, incumplimiento del convenio colectivo. Lamentablemente la manifestación laica (“por la aconfesionalidad del Estado y la no subvención pública de eventos particulares”) convocada por más de 100 asociaciones (incluso iglesias católicas de base, el Foro de Curas o Redes Cristianas) ha sido vetada por “razones de orden público”. Nos queda la besada reivindicativa LGTB por “la postura ante temas como los derechos LGTB, el condón, el aborto, el silencio sobre los abusos por parte de la Iglesia”

Asistimos a la mercantilización de la religión, un negocio poco rentable que en tiempos de dificultad económica resquebraja aún más si cabe la poca coherencia de quien predica para no dar ejemplo. ¿Qué diría Jesús sobre estos fariseos del siglo XXI? Amén.