28 de noviembre de 2009

Campus Jove vuelve a ganar las elecciones


En la Universitat de València y por noveno año consecutivo, Campus Jove ha demostrado ser el referente estudiantil en quien confía la mayoría a la hora de defender los intereses de los estudiantes.


En 2009, un total de 1389 votos, traducidos en 22 claustrales (5 más que en 2008), le han dado la victoria, fruto del trabajo diario y del esfuerzo de todos y todas quienes conformamos esta organización estudiantil de más de 15 años de historia.


Pero estas líneas no tendrían sentido sin agradecer el apoyo de cada estudiante que ha confiado en Campus Jove, que nos ha votado, dándonos 1389 motivos y muchos más, para no dejar de trabajar día tras día por conseguir nuestro objetivo: una universidad mejor.


Campus Jove es una asociación estudiantil socialista, progresista; ésa y no otra es la base desde la que, durante años, victoria tras victoria, venimos liderando y defendiendo las reivindicaciones estudiantiles en las cinco universidades públicas de la C.Valenciana.


Luchamos por una universidad mejor, ante todo Pública, de Calidad e Internacional; queremos mejores instalaciones educativas, planes de estudio, bilingüismo, zonas de ocio, cafeterías, bibliotecas,… en definitiva: queremos una universidad donde prime el bienestar de los y las estudiantes, se cumplan nuestros derechos, y en donde estudiar sea cada día un orgullo, no un privilegio.


Queremos mejorar las pequeñas cosas, los problemas del día a día que nos afectan a tod@s, así como alcanzar las grandes metas como puede ser una Casa del Alumno en la U.V, o un Plan Bolonia realmente beneficioso que modernice nuestro sistema universitario. Pero todo ello requiere dedicación y entrega, algo que Campus Jove evidencia año tras año.


Sin embargo, como estudiante y como representante estudiantil, considero urgente el estimular la conciencia democrática y la participación de todo el alumnado de la Universitat de València.


Esta importantísima tarea debe llevarse a cabo, en primer lugar, por parte de los propios órganos de la universidad, dando mayor cobertura informativa del papel y actividad de los sindicatos estudiantiles; los cuales deben a su vez, independientemente, realizar actividades, y darse a conocer entre los alumnos y alumnas, explicando la importancia de su labor a la hora de defender sus intereses cara a cara con quien tiene la capacidad de cambiar las cosas.


Sólo así podremos asegurar una real legitimidad, y una fuerte presión que nos haga, a todos los estudiantes, merecedores de respeto y de escucha por parte de quienes dependen de nosotros. Porque no olvidemos, que la universidad se nutre de estudiantes, y de que tenemos derecho a exigir una educación digna y de calidad.

20 de noviembre de 2009

Mejoran las previsiones


Noticia agridulce para la economía española.

Empecemos por lo malo: la OCDE anuncia que España será de los últimos países en salir de la recesión económica. Lo bueno es que mejoran sus previsiones: España sólo arrastrará una caída del -0,3% en su PIB durante 2010 y empezará a crecer un +0,9% en 2011, todo ello sin llegar, como algunos desean, al 20% de paro.

Y digo bueno porque por primera vez coinciden las previsiones del FMI y de la OCDE con las del Gobierno y la Ministra Salgado, es decir, se augura para España una recuperación más pronta que tardía, gradual en el tiempo, pero aún así lenta y sangrante en lo que se refiere al desempleo.

España tiene la oportunidad de cambiar, “ser otra” cuando pase el caos de la crisis. Debemos aprender de nuestros errores, cosa que siempre se dice y rara vez se cumple, y lo más importante, debe primar el cómo se piensa salir de la crisis antes que la rapidez con la que se haga.

Apliquemos el refranero español de “vísteme despacio, que tengo prisa” o “más vale maña que fuerza” para defender que debe imponerse, sobre todo ahora en tiempos de dificultad, el bien común por encima de intereses particulares.

A Zapatero y su equipo económico les queda todavía mucho trabajo por delante. No olvidemos la urgente reforma del modelo económico español que lo haga más productivo y sostenible; la necesidad de reabrir el diálogo social entre la patronal y sindicatos para alcanzar acuerdos en la lucha contra el desempleo; o el necesario esfuerzo, imprescindible más que nunca, en mantener una política social ambiciosa.

Sin embargo, la responsabilidad de salir de la crisis no va a ser exclusiva del Gobierno, sino de cada gobierno autonómico, municipio o ayuntamiento, principales responsables de las problemáticas que les afectan. Cada ciudadano y ciudadana de este país van a ser los protagonistas de la recuperación, y la mejor forma de hacerla real será con trabajo, optimismo y esperanza.

6 de noviembre de 2009

La derecha no merece gobernar


Las conclusiones que se extraen del último informe del CIS son un claro reflejo del descontento que los grades partidos políticos despiertan en la sociedad española, a día de hoy escéptica y desconfiada.

Se podrá decir que, puesto que el CIS depende del Ministerio de Presidencia, todo lo que derive de este organismo ha de ponerse en tela de juicio. Pero aquí vamos a ignorar esa posibilidad conspirativa y confiaremos en la seriedad de las instituciones del Estado.

El Gobierno socialista, el PSOE, recibe duras críticas de una España sangrante de crisis económica, es castigado por los malos datos del paro, de recesión y de una lenta recuperación que parece no llegar nunca. Sus previsiones se cumplen a medias, se pasan de optimistas y quedan mal ante los pronósticos económicos internacionales de la CEOE o el FMI, que nos auguran un futuro complicado. Como se suele decir, le ha tocado pagar el pato.

Con diferencia, la máxima preocupación para la gente es el paro y la crisis. El Gobierno intenta demostrar que comparte esa inquietud, pero la ciudadanía no acaba de captar su mensaje, y no convencen los resultados del Plan E ni del conjunto de medidas y proyectos puestos para frenar la caída de la Economía española.

Hasta aquí llega la crítica que l@s ciudadan@s hacen al Gobierno de turno de Zapatero, a quien, por otro lado, no se le puede negar su compromiso con lo social, con la igualdad y con avanzar en derechos, como así lo demuestra la confianza depositada en los socialistas para afrontar temas como Sanidad, Educación, Terrorismo, Medio Ambiente o las Políticas sociales y de Igualdad.

Por otra parte, si analizamos la opinión que se tiene del Partido Popular, destaca que exista un 25% de la población que nunca votaría al PP, dato que sobresale muy por encima de partidos como PSOE (12%) o IU (10%); importante que Rajoy se encuentre por debajo de Zapatero en valoración política; así como la evaluación de la actitud política del PP, considerada sólo por un 10% como buena y por un 55% como mala o muy mala (PSOE 14% buena/muy buena, 46% mala/muy mala). También es notorio el hecho de que Zapatero inspire poca o ninguna confianza a casi el 75% de la población, mientras que Rajoy sea a más del 80%.

Como conclusión, de celebrarse elecciones generales, el PP sacaría una ventaja al PSOE que, aunque mínima, podría darle la victoria electoral.

¿Cómo es posible que alguien confíe en un partido que se alegra cada vez que sube el paro y aplaude las malas noticias, pensando en los votos y no en las personas? Un partido que no ha presentado hasta la fecha un proyecto serio anti-crisis que tenga como eje prioritario el bienestar y protección de la mayoría de la sociedad española; un partido que, no lo olvidemos, tiene como postulados ideológicos los mismos que quienes, con su neoliberalismo económico salvaje, nos metieron en esta profunda crisis internacional; o un partido sin un líder que sepa poner orden en sus propias filas, que defiende a los corruptos y no les pide explicaciones, apoyando teorías conspirativas que atentan contra el Estado y contra la propia razón lógica.

Que gobierne la derecha del PP, sencillamente, no es una alternativa responsable ni coherente en los tiempos que corren para asegurar el buen futuro del país; no es la solución a los problemas económicos, los cuales sólo podrán solventarse desde una política de izquierdas solidaria, social y, en definitiva, más preocupada por el bienestar general que por desgastar al adversario político utilizando el dolor y la angustia de millones de personas.