30 de agosto de 2012

Película: "Intocable"

 A veces, sólo a veces, sientes esa extraña sensación que te invade cuando acabas de ver una película que te resulta extraordinaria. Una de esas obras que, lamentablemente, a menudo hoy pasan desapercibidas por el gran público; quizá alternativa a lo comercial, aunque de obligada visión para quienes se consideran amantes del buen cine. Una película que ha recibido más de 19 millones de espectadores/as en Francia.
 
“Intocable” cuenta la historia de una extraña amistad y bondad sincera. Se trata de una comedia trágica, ambientada en París, en la que el azar junta a dos personajes de lo más contradictorios: Philippe, un millonario tetrapléjico, amante del arte y de la música clásica, y Driss, un joven de familia humilde procedente del extrarradio, de jerga callejera y carácter enérgico, que acabará convirtiéndose en su asistente personal.
 
No dejaría de ser una más en la lista de películas que tratan sobre la amistad, si no fuera por la humanidad que se esconde detrás de cada uno de los mundos que se representan en esta cinta, donde se dejan a un lado las diferencias para poder mirar al otro lado y conocer otras formas de interpretar la realidad, de aprovechar el tiempo que tenemos y de vivir la vida.
 
Arranca la sonrisa con un humor negro pero natural, que mira a los ojos a los límites de la discapacidad para convertirla en un obstáculo más que se puede superar, seguir adelante y continuar saboreando los placeres de la vida. Todo con un precioso sencillo de piano como banda sonora.
 
Sin más, gracias al Cinestudio d’Or de Valencia por seguir ofreciendo cada semana películas a veces desconocidas, que esconden un gran tesoro detrás de la pantalla. Desde luego, para mí, “Intocable” es una de ellas.  

15 de agosto de 2012

Acto simbólico

La acción política está llena de actos simbólicos, gestos o campañas que pretenden llamar la atención sobre un hecho, un problema o su solución. La semana pasada leíamos “unos 200 sindicalistas se llevan alimentos de un súper de Écija para un comedor social”, capitaneados por el alcalde de Marinaleda y diputado por IU, Juan Manuel Sánchez Gordillo. Un hecho aislado que ha derivado en debate público: ¿simbólica expropiación o estúpido robo?

Vaya por delante que el respeto a la ley debe estar por encima de cualquier reivindicación política. Si nos creemos la separación de poderes y la soberanía plural, legítima y democrática del Parlamento, donde se debaten y aprueban las leyes, la defensa del ordenamiento jurídico está más que justificada. La única herramienta que en la práctica nos hace iguales a todas y a todos. Desde esta perspectiva, la acción del SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores) estaría fuera de lugar.

Ahora bien, nadie puede dudar de que la crisis esté dejando un insoportable reguero de miseria y desigualdad para millones de personas. Según Cruz Roja, en el Estado español el 21,8% de la población se encuentra por debajo del umbral de la pobreza, 2.200.000 niños y niñas (UNICEF). Caminamos hacia la tremenda cifra de los 6 millones de personas en paro, con más de un 50% de paro juvenil. Los comedores sociales no dan abasto. Y de no ser por la presión política, hoy cientos de miles de personas sin prestación dejarían de contar con la ayuda de 400€.

Con un Gobierno del PP que, en plena crisis, aprueba una odiosa Amnistía Fiscal a quienes se benefician del recorte a las clases desfavorecidas, permanece impasible ante los abusos de la banca privada y nos impone una Contrarreforma Laboral que nos devuelve a la Edad Media, desde luego da qué pensar cuando se habla de Justicia. Pero ello no puede utilizarse como pretexto para llamar “desobediencia civil” al burdo asalto y robo en un supermercado. La situación es dramática, pero el fin no puede justificar estos medios

Sánchez Gordillo señala esta dura realidad y la denuncia con indignación, como cualquiera con un mínimo de sensibilidad social. El problema no es el fondo, sino las formas. Existen acciones más eficaces, útiles y sobre todo legales para solidarizarse con quienes peor lo están pasando: donaciones, colectas, mociones y proyectos de ley que acaben con el desperdicio de comida, por ejemplo, o que garanticen una renta básica. Y en Andalucía gobiernan PSOE-IU.

5 de agosto de 2012

Només un polític

Des que esclatà aquesta estafa que li diuen crisi els assumptes econòmics acaparen l’actualitat diària: dèficit, austeritat, retalls, etc. Pareixia estar clar que el problema es trobava en l’especulació financera, la bambolla immobiliària i tot això, és a dir, en haver deixat barra lliure als mercats (amb nom i cognoms) per enriquir-se venent la seua moral. Però no, pareix que per al PP de Rajoy el problema són la Sanitat i l’Educació públiques, el funcionariat, professorat, estudiants, dependents, pensionistes i, ara també, els polítics.
 
Amb l’argument de “eficàcia” i “austeritat”, Rajoy anuncià el paquet de retallades més gran de la Democràcia (65.000 milions €). Unes mesures que inclouen un retall del 30% del nombre de regidors/es de més del 95% d’ajuntaments (menys de 20.000 habitants). Potser una decisió aplaudida per qui protesta contra la corrupció i els “privilegis” d’algunes i alguns polítics, però fóra de lloc si tenim en compte que el 82% dels regidors/es no tenen cap remuneració i viuen del seu treball al marge de la política.
 
No té cap sentit culpar a la representació política dels mals econòmics que patim tota la ciutadania. No tenen la culpa els partits minoritaris que quedaran marginats de les institucions amb aquest retall ideològic, que atempta contra els principis democràtics d’igualtat i pluralitat. Ni tampoc és just el discurs de l’antipolítica, carregat de demagògia que generalitza els roïns exemples de mala gestió pública d’alguns representants polítics. En el cas valencià en tenim d’un partit polític molt concret.
 
Que encara siguen els polítics un dels principals problemes per a la gent (CIS), demostra la urgència d’una regeneració política. Retornar la credibilitat a les nostres institucions. Mostrar la imatge del polític honrat, treballador i compromès amb el poble, la majoritària, i condemnar amb fets la corrupció. I també cal dir-ho, revisar els sous, càrrecs a dit, assessors i demés excessos i “enxufats” polítics, per tal de que l’anomenada classe política siga la primera en donar exemple de l’austeritat que imposen a la resta. Eliminar les Diputacions, reduir conselleries i alts càrrecs de la Generalitat seria un bon començament.
 
El problema de tot açò és que, com sempre, la dreta aprofita un malestar social per a fer el que millor sap fer, atacar, menysprear i dilapidar el nostre Estat Social del Benestar i ara també la nostra jove Democràcia, reduint la representació política, la pluralitat i el debat, potser en el fons amb la intenció de fer retrospectiva i tornar a aquella Espanya negra on no feia falta més que un polític, això sí, que fora militar i nacionalcatòlic.