26 de mayo de 2012

Historias de biblioteca.



Vemos estos días a miles de jóvenes con libros, apuntes y ordenador portátil. Ansiosos, se pelean por ocupar un preciado sitio en la biblioteca, improvisado templo del café donde pasarán largas horas de estudio, flexo y conversaciones de pasillo. Es la época de exámenes universitarios.

Joan estudia de noche porque trabaja de día. En un descanso, escucha murmullos que comentan la pasada manifestación de estudiantes contra la subida de tasas. Se pregunta si subirán demasiado. También ha leído en la prensa que habrá menos becas. Quizá no pueda pagar la matrícula en septiembre. Mañana hay convocada una asamblea y quiere informarse de lo que el Gobierno está haciendo con la Educación pública. 

Alba forma parte de un sindicato de estudiantes. Su padre está en paro. Apenas descansa últimamente. Entre las clases, el trabajo y reuniones con sus compañeras y compañeros casi no tiene tiempo para preparar sus exámenes como le gustaría. Está indignada. Nos recortan derechos y nos mandan callar. Espera que las asambleas y movilizaciones consigan que las cosas cambien.

Pablo estudia Economía. Pronto acabará la carrera. Su familia tiene una empresa de gran prestigio, y su futuro laboral está garantizado. En su casa no hay crisis económica, ni recesión, ni recortes. Observa indiferente las concentraciones de alumnos y profesores a las puertas de la facultad. Le molesta que griten, que hagan huelga de clase, que haya tanta agitación. Piensa, “no es para tanto, a mí me va bien”.

Incertidumbre, indignación, indiferencia. Diferentes formas de afrontar una misma realidad, la de esta época convulsa y tensa. Lo que se daba por hecho, derechos conquistados, ahora se cuestiona. Lo que se suponía público, universal y de calidad, ahora se privatiza, se limita y se precariza. El miedo, paraliza.

¿Y tú, cuál es tu historia?