5 de febrero de 2012

Continuismo


Sin indicios de cambio o renovación. Es lo que se deduce después de que el 38º Congreso del Partido Socialista Obrero Español haya elegido, con un ajustado 51,6% del voto delegado, en mi opinión, a un amortizado Alfredo Pérez Rubalcaba como nuevo Secretario General del principal partido de la izquierda española.

José Luis Rodríguez Zapatero protagonizó la primera jornada con un discurso de cierre de etapa más bien centrado en hacer balance de los logros alcanzados en sus dos legislaturas como presidente que en una real autocrítica. Una reflexión profunda y necesaria que, sin embargo, sí hace tiempo se hicieron decenas de miles de militantes identificándose con el proyecto de renovación “Bases en red” o “Mucho PSOE por hacer”, y que la candidatura de Carme Chacón podría decirse había asumido como propios.

Pendiente todavía de un debate decisivo para su futuro como alternativa política sólida y creíble, hoy la socialdemocracia europea observa impotente como una derecha radical en sus planteamientos neoliberales gobierna manteniendo en vilo a una mayoría social huérfana de un partido fuerte que les represente, que teme perder sus derechos conquistados, o ver recortados unos servicios públicos básicos que tanto esfuerzo y sacrificio costaron reconocer y garantizar, apelando al dogma del déficit y al totalitario credo de los mercados.

Como instrumento referente de cambio y transformación social, el PSOE y su militancia no pueden permitirse el lujo de un “retiro espiritual” tras perder las últimas elecciones generales del 20N, cuando cuatro millones de ciudadanas y ciudadanos se alejaron de sus siglas al no ver cumplidas sus expectativas por un PSOE que ha perdido el contacto con su base militante, social y, en parte, ideológica.

La sociedad no puede esperar más tiempo una respuesta clara y firme por parte del partido que diseñó y desarrolló los pilares el Estado del Bienestar español. Una respuesta que pasa primero por la sincera asunción de los errores cometidos, qué y por qué se cometieron, y que pasa por un cambio del concepto de militancia y de democracia interna, de la forma de hacer llegar el mensaje, de caras y forma de trabajar, con más presencia en la calle y en el mundo asociativo, con más vida en las agrupaciones locales.

Rubalcaba clausuró su discurso de candidato con una frase clara. "Cambiar el PSOE para seguir siendo el PSOE". Que todo cambie para que no cambie nada.

Pues eso.

1 comentario:

Fernando Ntutumu Sanchis dijo...

Muy buen análisis. Desde tu punto de vista pero me parece un buen análisis.
Tal vez sea pronto para decir que esta opción no es renovadora porque una misma persona se puede renovar ideológicamente y, sobre todo, de cara a hacer oposición. Es más fácil "ser fiel" a tus ideales que cuando se gobierna donde el factor ideológico no es, desgraciadamente, el que más peso tiene (la """razón de Estado""" muchas veces se impone y, a veces, con motivo).
Yo lo que sí creo es que nuestro actual Secretario General tiene una ventaja frente a Carmen y es que no tiene nada que perder, es decir, tiene libertad para hacer oposición ideológica.
No se, desde mi desconexión por los exámenes, este es mi mini-reflexión.
Insisto, muy buena crítica Apple jejejeje ;)