3 de marzo de 2012

El PSPV que quiero


Con dieciocho años me afilié a las Juventudes Socialistas, la organización juvenil con más historia y bagaje político de nuestro país, aquella que tiene el deber de formar a la juventud socialista y recordarle al Partido Socialista, organización hermana y referente, cuáles son sus principios y valores, aquellos que el poder público o los vicios internos le pueden hacer descuidar.

Es por eso que, como joven valenciano que no ha conocido otro poder político que el dominado por el azul (camisa), y como miembro de las JSPV, me atrevo a opinar sobre el futuro del socialismo valenciano, de un PSPV que vuelve a enfrentarse a un proceso interno donde está en juego no sólo la credibilidad del, pese a quien pese, principal partido de la izquierda valenciana, sino fundamentalmente la urgente necesidad de construir, de una vez por todas, un proyecto en clave valenciana aglutinador, serio, útil y claramente socialdemócrata, que conecte primero con el sentir de su militancia, y desde luego con la sociedad, haciéndolas cómplices por hablar el mismo idioma, recuperando su confianza en la calle y en las urnas.

Es cierto, el PSPV lleva demasiado tiempo dividido, mirándose al espejo, frustrado por no acabar de encontrar su sitio en el panorama político valenciano, desorientado, sin saber bien qué es lo que defiende, a quién y cómo dirigir su mensaje. Mientras, las formaciones nacionalistas y la izquierda alternativa sacan músculo en un contexto de crisis económica que ha desmontado los mitos que durante años construyó el PP del despilfarro y autoritarismo, del enfrentamiento, la mentira y la corrupción.

Desconfío de mesías. Creo en un proyecto común que rectifique los errores cometidos, abierto hacia dentro y hacia fuera, que conecte con el tejido asociativo y el sindicato, que integre y sume a quienes realmente quieran construir algo grande y fuerte, que sea de todas y todos. Huyo del pensamiento único y jerarquías verticales, donde unos pocos hablan en nombre de una mayoría a la que rara vez se le pregunta, pero se le exige compromiso y trabajo. No se puede imponer la unidad apelando a la “responsabilidad”, acallando las críticas con un “ahora no conviene”.

Quiero un PSPV sin complejos, líder, que ilusione, que esté en los medios, en la red, en la calle, en las asociaciones. Que sea reflejo y respuesta de las opiniones y esperanzas del pueblo valenciano. No basta con condenar o criticar, falta explicar propuestas, liderar el debate y el discurso político, llamar la atención, agitar a las masas, ganarse el respeto. Sólo así recuperará la confianza perdida, siendo el instrumento de cambio útil que una mayoría social espera y necesita.

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