10 de marzo de 2010

Censura


La censura es una práctica habitual de gobiernos autoritarios, utilizada para ocultar sus vergüenzas, acallar las críticas y coartar la libertad de expresión. Si de entrada ya resulta inaceptable conocer un caso de censura, a quienes amamos vivir en democracia las náuseas nos invaden por dentro y los oídos nos chirrían a más no poder. Es bochornoso.

No deja de sorprendernos esta rancia derecha valenciana. Comenzaron negando la mayor con un “¿cómo se atreven?” cuando la suciedad de Gürtel les empezó a salpicar, quisieron aparentar calma y sosiego con unas “tremendas ganas de explicarlo todo”, para acabar siendo imputados más de diez altos cargos de la Generalitat, entre ellos el propio presidente Francisco Camps, por delitos de corrupción, no explicar nada y mentir a los valencianos. La verdad en democracia siempre acaba por conocerse.

Ni un día duraron colgadas diversas fotografías que ponían en evidencia los escándalos de corrupción que relacionan al PP valenciano con la red corrupta de Gürtel, en la exposición organizada por la Unió de Periodistes en el MuVIM, ya que por orden secreta de Alfonso Rus (PP), presidente de la Diputación de Valencia, fueron discretamente retiradas estas imágenes molestas para los populares. Si se dan por ofendidos, será por algo.

Es digno de reconocer, por una vez, la decencia de la alcaldesa de Valencia, así como de González Pons, ambos miembros destacados del PP valenciano, defendiendo (a título personal) la libertad de expresión y respetando las críticas hacia su partido; pero no deja de ser totalmente indigno que los responsables de esta censura sigan en sus puestos institucionales sin que absolutamente nadie de su entorno les haya ni tan siquiera llamado la atención. Por mucho menos se han exigido disculpas, e incluso dimisiones.

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