5 de marzo de 2010

Tortura, ni arte ni cultura


“Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales”. Así lo pensaba Gandhi, y así es como se debiera reflexionar sobre un tema que es casi sagrado en España, y que para algunos resulta incómodo sacarlo a debate. Hablo de los toros.

O mejor dicho, la tortura de matar a estocazos a estos animales, haciéndoles morir humillados, sufriendo, acuchillados y ahogados en su sangre, tras haber sido amedrentados y martirizados durante horas, para el goce y disfrute de un puñado de salvajes energúmenos que aplauden la violencia, el dolor y el sadismo, desprecian la vida y admiran la crueldad humana. Bonito, ¿no?

Franco bautizó a esta muestra de irracionalidad humana y aberracion de la moral como la “Fiesta Nacional”, y desde entonces se considera una “tradicion cutural” en España, llegando incluso a calificarse de “arte” este insulto a la inteligencia.

Pero una tradición no debe justificar nunca el maltrato a un animal, su muerte y su tortura. Las tradiciones deben valer para rememorar aspectos positivos de nuestra cultura e historia, deben aportar valores, sentimientos y buenas sensaciones, y estar fundamentadas en la razón humana. A nadie se le ocurriría en España mutilar el clítoris de una niña, como sí ocurre en Africa, por el hecho de que sea una costumbre habitual desde hace siglos.

La tauromaquia es una práctica inhumana que viola los derechos de los animales. Es una ofensa a los valores de la ética y del civismo, y no deja de tener detrás intereses económicos de a quienes les interesa que se siga manteniendo.

A día de hoy, incluso, puede considerarse como una actividad que sobrevive gracias a las subvenciones del Estado (550 millones de euros), pues más del 75% de la población española apoya poco o nada esta barbarie, los turistas extranjeros aborrecen este maltrato animal, y cada día aumentan las protestas y movilizaciones sociales en contra de la violencia gratuita que supone torturar a un toro por puro espectáculo.

Es por ello por lo que debe aplaudirse y tomar ejemplo de la iniciativa del Parlament de Catalunya que, siguiendo el modelo canario, busca prohibir por ley y de forma democrática las corridas de toros, que tan sólo benefician a los que se lucran a costa de la muerte y el sufrimiento animal.

1 comentario:

carolina dijo...

Un hombre no se puede considerar tal por el hecho de tener posiciòn vertical y un cerebro de tamaño superior al de cualquier otro ser vivo...sino por el tamaño de su humanidad y capacidad de sentir amor, respeto y piedad.

Mi pensamiento, acompañado de un dolor inesplicable, va a los animales que ahora mismo, acercandose los dias de fiesta, se preparan sin saberlo a recibir el tratamiento horrible, cruel y penoso que es una de las peores expresiones del lado obscuro del ser humano.

Llagará un dia en que los animales serán respetados como se merecen;
hasta entonces no dejemos de esperar, luchemos en su defensa y hagamos todo lo posible para concienciar a los que todavia no han logrado conocer su integridad humana y siguen viviendo en la ceguera de la ignorancia.


por todos los toros "o"